Ella es ancha de hombros y estrecha de caderas. Su voz es tan ininteligible como afrodisíacamente melódica. Le gusta peinarse con cresta, y se tiñe el pelo; a veces platino, a veces dorado. Recuerdo la primera vez que acaricié su ombligo encontrando el camino de vuelta a sus profundidades. Paseábamos juntos y olía a una mezcla de chocolate y menta. Era esa mezcla de placer y alivio la que sentía cuando me escapaba entre las líneas del sudor de su espalda. Observarla me provocaba sensación de vértigo infinito, y su inmensidad me cegaba mientras repetía de memoria cada nombre y lugar tentador que regalaba su anatomía física.
Me obsesionaba con hacerle cosquillas en sus pies. Con su perfil embriagador, resultaba especialmente difícil obtener sus medidas. Era salvaje, intensa y llena de accidentes en su relieve. Conocerla de día no tenía nada que ver con andarla de noche. Ella no era friolera, ella erizaba la piel, ardiente. Y si llegabas a sus raíces, te dabas cuenta que nuestros principios salían de ella, descendientes distantes de la misma familia. Y que es ella quien nos hace cosquillas en nuestra barbilla. Un sinsentido el pensar que nosotros tenemos la posibilidad de guiarla o mejorarla, porque os advierto, resulta que tiene amigas tan poderosas, que cuando se unan, las cosquillas se convertirán en dolores de barriga.
Siendo justos, es un culto a la belleza más simétrica, y su ferocidad resulta incómoda en situaciones del día a día. A mí me ha llevado mucho tiempo aceptar que contigo no se negocian las citas ni los encuentros. Al principio siempre fue el agua, y ella volverá cuando esté en calma, siguiendo su curso, en su salsa; o puede que no vuelva porque se aburra de nosotros. Afriqya.
Marzo 2022
Tito Toni - Un blanco falsificado
Un soñador de castillos en el aire con murallas fabricadas con pelotas de baloncesto.